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REPORTAJE ESPECIAL – 9NEWS MPROVEX

República Dominicana Lanza Plataforma Nacional para Proteger a Defensores de Derechos Humanos: ¿Avance Real o Respuesta a una Crisis Silenciosa?

Hoy se presentó en República Dominicana una nueva plataforma nacional destinada a documentar agresiones, amenazas y discursos de odio contra defensores y defensoras de derechos humanos.
El anuncio suena a avance democrático… pero detrás del acto protocolar hay una historia que merece ser contada con lupa: la creciente hostilidad contra quienes trabajan en las comunidades más vulnerables.

Mientras el gobierno habla de “fortalecer la institucionalidad”, organizaciones sociales afirman que la situación se volvió insostenible y que el Estado está actuando porque la presión nacional e internacional ya es imposible de ignorar.


Un país donde defender derechos se convirtió en un deporte de alto riesgo

En los últimos meses, activistas comunitarios, líderes sociales, voluntarios y miembros de ONGs han reportado:

Aumento de campañas de odio en redes sociales.
Persecución mediática contra defensores que cuestionan políticas estatales.
Amenazas verbales e intimidaciones en comunidades rurales y urbanas.
Criminalización del trabajo humanitario en operativos migratorios.

Defender derechos humanos se volvió, en palabras de organizaciones, “un territorio minado donde la ley no siempre llega, pero la intolerancia sí.”

La nueva plataforma documentará cada caso… pero la pregunta que muchos se hacen es:
¿documentar para qué, si no existen mecanismos reales de protección en el terreno?


El discurso oficial: modernización, transparencia y monitoreo

Según sus impulsores, la iniciativa permitirá:

Registrar denuncias de forma digital.
Mapear zonas de riesgo.
Crear alertas tempranas para organizaciones y autoridades.
Generar estadísticas para políticas públicas.

En teoría es un avance, un paso hacia la institucionalización de la defensa de derechos humanos.
En teoría.

Pero como diría un Amigo
“El papel lo aguanta todo. El problema es lo que pasa afuera, donde no llegan las cámaras.”


La otra cara de la moneda: mientras lanzan plataformas, los ataques continúan

Organizaciones sociales tienen una visión más crítica.
Dicen que el problema no es la falta de datos, sino la falta de acción.

Defensores comunitarios denuncian que siguen trabajando en condiciones peligrosas:

Zonas calientes donde acompañar a una familia migrante puede costar una amenaza.
Sectores donde la violencia se mezcla con intolerancia y xenofobia.
Espacios donde las autoridades actúan tarde o no actúan.

El contraste entre la plataforma digital y la realidad diaria es evidente:
“No basta con registrar la violencia; hay que detenerla.”


La batalla por la narrativa: ¿Seguridad nacional vs. derechos humanos?

En el clima político actual, defender a poblaciones vulnerables se ha convertido en una actividad mal vista por sectores que agitan discursos de odio, acusando a las ONGs de “enemigas del país”.

VisualPolitik lo diría así:
Cuando un Estado permite que el debate sobre derechos humanos se convierta en una guerra de narrativas, los hechos dejan de importar y el riesgo aumenta.

Ese es el terreno donde trabajan defensores dominicanos hoy.


¿Qué se espera ahora?

La plataforma es un paso.
Pero los activistas coinciden en que faltan medidas concretas:

Un protocolo nacional de protección física para defensores en riesgo.
Sanciones contra campañas de odio que inciten violencia.
Reconocimiento público del trabajo de activistas comunitarios.
Aliados institucionales que no se limiten a “monitorear” sino a actuar.

Porque al final, como insiste MOSCTHA y otras organizaciones, los derechos humanos no se defienden desde un formulario digital, sino desde el terreno, acompañando a la gente que más sufre.


Conclusión

República Dominicana ha dado un paso importante, sí.
Pero la pregunta clave sigue en el aire:

¿Esto será un instrumento real de protección, o un mecanismo para decir “estamos haciendo algo” mientras los defensores continúan expuestos?

En un país donde defender la dignidad de otros se ha vuelto una tarea peligrosa, la diferencia entre “documentar” y “proteger” puede ser la línea entre la vida y la amenaza.

by; Eloi Alfau

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